Asturianos en Bogotá

Bogotá. Rozando las estrellas.

Con 8 millones de habitantes, es la cuarta capital más poblada de Sudamérica.

Ciudad joven, moderna y cosmopolita que ofrece una amplísima oferta cultural.

Con una tasa de paro del 9 % y una economía que crece a un ritmo del 5 %.

Cuaderno de viaje de nuestros reporteros

Asturianos en Bogotá

- diciembre de 2012María Luengo 

Domingo, 14 de octubre de 2012. Llegada a Bogotá en torno a las 16:00 horas procedentes de Santa Cruz de la Sierra. Una semana fuera de casa y cansancio que empezaba ya a manifestarse tras la dura grabación de “Asturianos en el Mundo” en Bolivia. Traslados, aeropuertos y pocas horas de descanso. Y aún así, pisé suelo colombiano con los nervios del primer día. De aquel caluroso mes de julio de 2010. Cómo en todo, la mente es poderosa. Y la mía, a sabiendas de que éste destino era el probable fin de un ciclo, estaba ávida de nuevas emociones, de ver qué nos deparaba la capital de Colombia. De emociones. Con la ya habitual tensión ante el arranque de las grabaciones y los encuentros en persona con quienes una llevaba semanas de conversaciones y preparativos.

La primera impresión que me llevé de la ciudad es la de una urbe moderna – quizás el contraste con las ciudades bolivianas acentuó esa imagen-, y un tanto solitaria, por aquello de ser un día festivo.  Una vez instalados en el hotel, hubo tiempo para un breve paseo de reconocimiento por los alrededores y para comprobar que, al menos, en la zona norte en la que nos encontrábamos, tal parecía como si estuviésemos en el centro de una gran ciudad europea. Y con esa sensación nos fuimos a descansar.

Encaramos nuestro primer día de grabación en un día de nuevo festivo. Lunes, 15 de octubre, en el que se celebra en Colombia el Día de La Hispanidad, y en uno de los lugares más representativos de Bogotá nos esperaba la ovetense Eva, a 3.200 metros de altitud. Acompañados por cientos de peregrinos visitamos el cerro de Monserrate, con su santuario y sus espectaculares vistas de una extensa urbe de la que descubrimos su división en estratos. Eva nos explicó porqué.  Ya en la ciudad, visitamos un mercado de artesanía colombiana, nos informamos sobre las mil y unas propiedades de la hoja de coca, de la que Colombia produce cerca del 42% del total mundial, y probamos las empanadillas del lugar. Finalizamos el recorrido en su casa, contemplando la Bogotá nocturna y asistiendo a un acto cotidiano para los colombianos. ¡Más que interesante nuestra jornada con la simpática Eva!

El martes, lluvioso y gris – el cima de Bogotá es similar al del otoño asturiano – era turno para conocer a la gijonesa Noemí, y a su mini familia colombiana. Con ella, además, asistimos en vivo a la compra-venta callejera de esmeraldas - el 55% del comercio mundial de este mineral procede de Colombia -, y a la venta de minutos de teléfono. Para finalizar reponiendo fuerzas con una deliciosa taza de chocolate con queso. Sí, tal cual, ¡chocolate caliente con queso! Os aseguro que es una mezcla riquísima.

La jornada continuó con la alegre Covadonga, de Oviedo, quien con tan sólo 6 meses en la ciudad se desenvuelve con un desparpajo absoluto. De hecho, con ella conocimos recomendaciones y consejos a la hora de moverse de forma segura por Bogotá. Principalmente en su enorme flota de esos pequeños taxis amarillos ¡Para tomar nota! Aunque una de las sorpresas del viaje nos esperaba en su casa y llegaba de la mano de su novio: ¡las exquisitas hormigas culonas! Esos entrañables y adorables bichejos de pompis abultado… Para saber si tuvimos el valor de probarlas ¡no os perdáis el programa!. La jornada finalizó con una divertida fiesta en el local de moda de Bogotá, “Andrés DC”, un restaurante único en el que el buen comer, la música en directo y el buen rollo están asegurados.

Nueva jornada de grabación, en esta ocasión con el aventurero Cuqui, de El Berrón, a quién el amor y las ganas de emprender una nueva etapa en su vida llevaron a Colombia. Con él conocimos el centro político y cultural de la ciudad. Visitamos la Plaza Bolívar y el Museo del Oro, de valor incalculable, en el que conocimos, entre muchas otras cosas, la historia del “El Dorado”. Y ya en las afueras, visitamos la primera maravilla del país, la Catedral de Sal, situada precisamente en Zipaquirá, pueblo minero en el que comenzó a escribir el admirado Nobel de Literatura colombiano Gabriel García Márquez.

Y llegamos a nuestro último día de grabación cuya mañana estaba reservada para la entrañable Pilar, religiosa con muchos años de experiencia en tierras latinoamericanas. Comprobamos su trabajo en el colegio al que ha dedicado los últimos tres años de su vida y conocimos los intríngulis del sistema educativo colombiano. Además de asistir a unas interesantes jornadas festivas en las que los niños y niñas nos brindaron su folklore y cultura. Después, fue el turno para un breve reconocimiento del barrio periférico de Fontibón, y para hacer la compra en un mercado en el que pudimos saborear la enorme riqueza frutal que ofrece el país sudamericano, del que se dice que tiene una fruta diferente para cada día del año.

Y punto final a dos semanas de intenso e ininterrumpido trabajo con Jonathan, de Llanera, con quién saboreamos una taza del mejor café del mundo y visitamos en el Barrio de La Candelaria – el casco histórico de Bogotá – uno de los museos más reconocidos: el Museo Botero, resultado de la donación personal del artista Fernando Botero de parte de su obra. Allí contemplamos piezas muy familiares para los asturianos, entre muchas otras joyas.  Hecha la visita cultural, quedaba disfrutar de la rumba bogotana y nada mejor que hacerlo a bordo de una chiva. Un método particular de salir y recorrer la ciudad, en el que comprobamos la enorme marcha que llevan los colombianos en su ADN.    

Y así, a grosso modo, éste es el recorrido que os proponemos esta semana en “Asturianos en el Mundo” en Bogotá, un lugar de esos a los que a una le quedan enormes ganas de regresar, con calma, con tiempo. Sois muchos los que continuamente sentís curiosidad por saber qué países o ciudades de las que visité me gustan más. Mi respuesta es siempre la misma. Cada sitio merece la pena ser visitado. Todos tienen algo de interesante. Siempre es un descubrimiento. Pero sí he de reconocer que hay lugares a los que una no sólo desea volver, sino que se visualiza en ellos haciendo una vida, y en Bogotá, en Colombia, yo me veo.