Cuaderno de viaje de nuestros reporteros
Asturianos en Mérida
- julio de 2011María Luengo
Mérida, la Ciudad Blanca, la Ciudad de la Paz. La capital del estado mexicano de Yucatán sorprende y alegra. Por su movimiento constante, por sus colores intensos, por una seguridad de la que desgraciadamente carece buena parte del país. Es por todo esto que cada vez es más numerosa la población de otros estados que se traslada a Mérida. Y no sólo eso, si no que ante un hipotético fin del mundo, del que tan sólo se salvaría Yucatán (esta la interpretación que ciertos grupos, un tanto sectarios diría yo, hacen de la predicción que el calendario maya recoge para el 21 de diciembre de 2012. En ella se apunta el fin de una era) miles de italianos construyen pueblos enteros provistos de bunkers, paredes de grosores increíbles y todo tipo de medidas para afrontar el posible cataclismo que nos acechará a finales del año próximo.
Mérida gusta y acoge. En ella se puede respirar el auténtico sabor mexicano, yucateco. La alegría de su gente y su música. De sus tradiciones y gastronomía. Una ciudad eminentemente cultural, alejada del turismo de sol y playa, que encierra un pasado económico poderoso gracias a la producción de henequén.
De la mano de Luz Divina e Iván, madre e hijo de Avilés, conocimos cómo antaño se extraía el oro verde (así se conocía al henequén por los enormes ingresos que propinó a la zona) en las típicas haciendas yucatecas. Cómo de la fibra extraída del agave se podían elaborar cuerdas y tapices. Fue un placer conocer a estos dos encantadoras personas que con tanta serenidad y tanto acierto nos acercaron al pasado reciente de Yucatán y nos dejaron compartir con ellos un día de sus vidas. Desde aquí un beso enorme.
No faltan en Yucatán restos mayas. De hecho, allí se sitúa una de las ciudades mayas más importantes, ahora una de las Nuevas Maravillas del Mundo y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Es Chichén Itzá. Lugar de visita obligada a la que acudimos junto a Griselda y José Francisco, una pareja divertida y alegre. Su partida de nacimiento refleja México DF, pero de Cangas de Onís se autodenominan ellos. Allí han vivido ocho importantísimos años, viendo crecer a su primer hijo Jose, y nacer a su segundo retoño, Santiago. Resulta muy emotivo sentir cómo dos personas de padres asturianos pero nacidos en México añoran tanto nuestro tierra, que también es la de ellos, cómo en sus proyectos inmediatos está el volver a Cangas en cuanto les sea posible. Cómo, a pesar de ser Mérida una ciudad en la que se encuentra cómodos y de la que disfrutan, sueñan Cangas como el lugar ideal para vivir ¡¡Besinos familia!!
Rafael, su mujer María, y su hijo Santi, nos acercaron a lo más exclusivo de Yucatán, un club social y deportivo al alcance de muy pocos. Así es México, o todo, o nada. Con ellos visitamos también una hacienda convertida en hotel y restaurante en la que estuvo alojada la reina Doña Sofía, y paseamos por la arteria principal de la ciudad, el Paseo de Montejo.
Sandra, de Avilés, nos descubrió el Yucatán más natural, el de la Reserva Espacial de la Biosfera de Celestún, en la que pudimos, en un accidentado paseo en barca, contemplar la belleza del flamenco rojo, un espectáculo tras el cual no nos quedo otra que reponer fuerzas con la contundente y sabrosa gastronomía yucateca. He de apuntar que en lo que se refiere a comer y beber, mexicanos y asturianos andamos a la par.
Coincidió nuestra visita a la ciudad con la celebración de las Olimpiadas Nacionales, y allí nos fuimos con Juan, el más joven de nuestros protagonistas, director ya de uno de los hoteles más modernos. De Gijón, y de carácter dulce y encantador, Juan sabe exprimir cada minuto de su experiencia en la ciudad. Con él disfrutamos además de una de sus aficiones, el fútbol,y también descubrimos la animada noche de Mérida.
A todos ellos una vez más mil gracias por su colaboración y su paciencia. Mérida es una ciudad donde el calor aprieta y mucho, con una media de 38 grados de temperatura, y callejear todo el día con nosotros a veces resulta pesado. De nuevo, GRACIAS!!!!
Por mi parte sólo recomendar la visita a la ciudad y alrededores. Si quieren descubrir un México cultural, animado, seguro y de ambiente colonial, no duden en visitarla ¡Les encantará!